martes, 28 de agosto de 2018

(c) El problema de las pensiones agrarias I

Uno de los casos más frecuentes que podemos encontrar en el mundo rural, es la pensión junto con la continuación de la explotación agrícola en cierto grado. Desde hace muchos años, prácticamente desde los años 70, el pequeño agricultor cuando llega su edad de jubilación continúa con ciertas cabezas de ganado y superficie cultivada. Evidentemente la causa de una conducta así, es económica, pero difícil de explicar desde una perspectiva microeconómica. La pensión que recibe el agricultor es suficiente teóricamente para realizar pagos básicos como luz, agua, calefacción, alimentación y vestido. Sin embargo, un número indeterminado de estos empresarios agrícolas no cesan completamente su actividad. Podríamos preguntarnos por qué, sin entrar en acusaciones fáciles y falsas. Por un lado, el agricultor ganadero maximiza su utilidad, pero posiblemente no maximiza su utilidad a corto plazo, en este caso cuatro o cinco años, sino que maximiza su utilidad a largo plazo, ya que la mayoría tiene una esperanza de vida mayor de la que establece la estadística gubernamental.

Los altos tipos de interés a largo plazo de la actividad agrícola están directamente relacionados con esta actitud. A simple vista, el agricultor ganadero, ya jubilado que continúa su actividad, maximiza ingresos ya que la explotación agrícola se encuentra en un marco de competencia perfecta donde el tipo de beneficio es nulo. El agricultor obtiene una renta o salario de su explotación que suma a la cantidad que le otorga el gobierno después de cotizar un número de años.

En este caso, tampoco realiza una maximización de ingresos a corto plazo sino que al continuar con su explotación agrícola ganadera de menor dimensión, maximiza los ingresos a largo plazo. Todo esto significa que la pensión gubernamental tiene un principio y un final en el tiempo, ya que de no ser así, estas personas abandonarían completamente su actividad económica. Ciertamente se podría razonar que la utilidad del agricultor ganadero valora positivamente la cantidad de horas de trabajo y valora muy poco las horas de ocio. Este razonamiento que podría ser jocoso, es, en algunos casos cierto, pero que no representa al sector o al grupo de individuos referido.

Otro razonamiento que cae en la esfera de la sociología económica es el hecho de que un individuo que cesa su actividad económica y traspasa su actividad, modifica, en cierta medida, los intereses de sus proveedores y clientes, que no estarían dispuestos a perder parte de sus ingresos. Sin embargo este razonamiento no es válido o al menos no tiene el peso suficiente para que dichas personas no cesen su actividad. Otro razonamiento, es el cese paulatino y progresivo de la actividad, lo cual también parece ser falso ya que podemos encontrar empresarios agrícolas activos de bastante edad. Este problema no aparece cuando los empresarios agrícolas tienen numerosa descendencia ya que el valor de la pensión agrícola es asumida directa o indirectamente por hijos y nietos, y el pequeño empresario acaba abandonando su actividad agrícola y ganadera.

Doy por finalizada esta entrada. 27/08/2018

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