(c) El problema del progreso técnico de los relojes
En una entrada de hace varios años, escribía sobre el progreso técnico de los relojes, en el s. XVIII y también en la actualidad. Sin embargo, creo que no escribí sobre la evolución de los relojes que utilizaban los antiguos, egipcios, romanos y otros pueblos, para saber la hora nocturna. En aquella época, como actualmente, había actividades que empezaban a horas en las que no había luz solar.
Para saber la hora, se llenaba un recipiente de agua y se realizaba un orificio en la base inferior. El agua se filtraba a un recipiente mayor y la cantidad de agua no filtrada, marcaba la hora nocturna ya que el recipiente de cerámica tenía esculpido un pequeño triángulo hecho con pequeñas cavidades. De esta forma, la una de la noche era el vértice del triángulo, las dos, era la línea de puntos inferior...etc. De esta forma, las cinco o seis de la mañana, correspondía a una vasija prácticamente sin agua.
Este método, de saber la hora nocturna, económico y rápido, ha dado paso a los relojes actuales, despertadores y relojes de pulsera, en algunos casos con luz. La evolución de estos relojes es un misterio. En un momento de la historia de la ciencia y la técnica, los relojes de agua son sustituidos por relojes mecánicos, con ruedas dentadas de múltiples y complejos mecanismos. El saber la hora nocturna se hizo más caro y complejo, utilizando técnicas relacionadas con otras industrias. Habría que suponer que el antiguo reloj de agua era posiblemente inexacto o poco eficaz, aunque a primera vista no lo pareciera.
Es extraño también que los relojes de agua que se conservan están basados en recipientes de cerámica y no de cristal. Existe por tanto, una laguna en el conocimiento de la evolución de los relojes nocturnos que habría que solventar de alguna forma. Tampoco se han hallado los relojes nocturnos utilizados por los militares que posiblemente fueron de menor tamaño o hechos con otros materiales. Los relojes de agua, tenían un nombre especial. Eran llamados clepsidras.
La desaparición de los relojes de agua, posiblemente tuvo su origen en la precisión de la medición del tiempo. Las cerámicas pasaron con el tiempo a ser relojes de cristal y el mejor relojero era aquel que medía el tiempo transcurrido con mayor precisión. La habilidad para realizar mediciones de capacidad y tiempo era fundamental para la profesión de un relojero. Sin embargo, esta habilidad pronto fue utilizada por los químicos y personas que se dedicaban a la alquimia, lo que supuso que los relojeros pasaran a fabricar artículos de laboratorios, actividad que tenía y tiene un rendimiento mayor.
Doy por finalizada esta entrada. 13/05/2016
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