(c) El problema de la independencia catalana
La historia independentista catalana es ciertamente breve con dos intentos, el primero de ellos unos años antes de la guerra civil. En aquella ocasión, en el año 1931, se proclama la república y Azaña fue nombrado ministro de la guerra, para más tarde participar en la revolución de la Ciudad Condal, hecho que tuvo lugar el seis de Octubre de 1934. Azaña fue, por cierto, un político experto en temas franceses. Si bien las causas históricas de todos los hechos observados, pueden ser distintas, no pueden serlo las causas lógicas. Si analizamos el primer intento independentista comprobamos que el éxito fue exiguo ya que, excepto algunos cambios en el nombre de algunas instituciones, nada se consiguió.
El final de la monarquía supuso el final de una forma de Estado relacionada con la historia de España, y el comienzo de la debilidad del principio de unidad nacional. Por lo que se podría decir que vascos y franceses, intentaron a través de la independencia catalana conseguir la ruptura de unidad de Estado, en este caso republicano, sin éxito. Lo que también indica que el estado monárquico no era el problema fundamental en el sentimiento popular catalán. En este segundo intento, el rey ha pasado a segundo plano. Desde luego, se forjaron las bases para la guerra civil del 36, que comenzó dos años después de la revolución en Barcelona. Azaña fue juzgado por participar en la revolución y fue absuelto.
El final de la monarquía, tiene pues una relación directa con todos los hechos que sucedieron en el pasado. La monarquía representaba en aquella época como ha representado en la actualidad la existencia de una profunda desigualdad e injusticia, que se atribuye a errores de política económica europea. El principio de igualdad superó y dominó sobre el principio de unidad de Estado. Y puesto que la república como forma de estado era algo nuevo, el sentimiento popular, el deseo de independencia, enraizó y estalló en la Cataluña del año 34. La república supuso un transvase grande de recursos de unas familias a otras, enriqueciéndose unos y empobreciéndose otros.
Históricamente, los hechos catalanes y la primera guerra civil están relacionados. La guerra civil supuso el triunfo de la unidad de Estado, es decir, el desmantelamiento de todos los nacionalismos periféricos. Todos los elementos que desencadenaron la guerra civil se encuentran a la vista, el sentimiento de injusticia, el sentimiento diferencial, el sentimiento del deber militar, el sentimiento antimonárquico, el sentimiento marxista, la incapacidad de la clase media, la incapacidad militar, la incapacidad eclesiástica, el auge o reacción del sentimiento nacionalista español ...etc. Y todo ello, dentro de un marco de falta de ética y moral generalizada, con enfrentamientos soterrados o manifiestamente abiertos, dentro de las familias, empresas e instituciones nacionales y supranacionales.
Europa como unidad política y económica se ha revelado como una falacia, un espejismo y todos los problemas socioecónomicos, a nivel de un subconsciente, que no se exterioriza, siguen sin resolver. Si la historia de España fuera un juego de mesa, habríamos retrocedido varias casillas. Ya lo decía Azorín, "vivir es un ver volver", y no hay duda que la revolución catalana ha vuelto.
Doy por finalizada esta entrada. 21/10/2019
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