(c) El problema del plagio y la piratería
El plagio o la vulneración de la propiedad intelectual es algo conocido desde tiempos inmemoriales. El pasaje del diluvio universal bíblico, génesis 7-8, es similar al escrito en una tableta antigua del Poema de Gilgamesh, exactamente la tableta número XI. La tableta se conserva, al igual que los manuscritos más antiguos de la Biblia. De la misma forma, nuestros códigos jurídicos, código civil y código mercantil, han sido parcialmente plagiados de otros códigos europeos, fundamentalmente de códigos franceses y alemanes. El por qué plagiamos debería ser una pregunta tan buena como por qué no plagiamos y cada vez que hablamos del pecado original, aparece la famosa manzana de Apple y la expulsión del paraíso.
De hecho, durante los primeros años, copiamos o mimetizamos la forma de andar, el lenguaje, o ciertas habilidades artísticas. A través de la división celular, nos duplicamos a nosotros mismos, a lo largo de la vida. El plagio o la impronta es natural durante los primeros años de vida y el plagio o piratería de otros objetos como códigos, libros, películas, música...etc. forma parte de la vida juvenil. Psicológicamente, plagiar es un deseo de identificación freudiana, un intento de ser que revela un todavía no ser, un ser en potencia aristotélico. Plagiar el objeto supone tarde o temprano emular o imitar el sujeto. El socialismo y la izquierda plagian primero el sujeto para terminar creando un objeto idéntico, mientras que el liberalismo plagia primero el objeto, para terminar imitando el sujeto.
El problema, es desde luego, más profundo. Desde los principios de economía, todos los objetos digitales, tienen un coste marginal o un coste medio igual a cero por lo que el precio que determina la economía es cero. Los elementos que llevan al cero son los mismos que actúan sobre el tipo de interés, una tecnología avanzada. Antiguamente la elaboración de un libro suponía talar árboles, cortarlos, someterlos a procesos diversos, convertirlos en papel, cortar el papel, escribir el artículo, maquetarlo, corregirlo, llevarlo a la imprenta, etc. Ahora sólo hay que descargarlo, una vez escrito, lo que supone un coste cercano al cero. Mientras que la economía determina un precio nulo, las normas determinan penas de cárcel por realizar un simple click o presionar el icono correspondiente en la pantalla táctil. El absurdo es evidente. La teoría de costes no puede ser considerada una simple hipótesis.
Los códigos mercantiles, los registros de la propiedad, los fedatarios públicos, protegen el intercambio después de una larga experiencia, lo se llamó capitalismo comercial. Desde el mundo del objeto, hay que dilucidar cuál es la naturaleza de la propiedad intelectual y si, es o no comparable a otros objetos materiales, como los activos tradicionales. Un precio cero supone una disminución de la cantidad de dinero para realizar transacciones y una disminución drástica de la utilidad bienestar de los productores. La ley protege los derechos de autor pero la economía no. Los derechos de autor, de imagen...etc. son, desde esta perspectiva, objetos jurídicos pero no económicos. Estamos ante un problema social e institucional que nadie ha resuelto lógicamente, posiblemente por falta de herramientas. Un socialista resolverá el problema pagando al autor la cantidad de trabajo aportada, es decir, el coste total valorado mientras que un liberal fomentará una restricción de la oferta, que no puede ser otra cosa que nuevas barreras técnicas.
Doy por finalizada esta entrada. 24/10/2019
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