(c) El problema de la memoria histórica
El por qué recordamos algunas cosas y olvidamos otras es una buena pregunta. El subsconciente borra u olvida todo aquello que entra en conflicto con el yo o la idealización del yo. Si lo anterior lo aplicamos a toda una sociedad, el fascismo como masa social habría olvidado todos los crímenes del pasado relacionados con la guerra y el catolicismo todo aquello relacionado con la inquisición. Sin embargo, la historia conserva los hechos relacionados con la santa inquisición y menciona brevemente algunos crímenes cometidos en la guerra civil. En términos de psicología social, la santa inquisición fue un instrumento útil de unidad religiosa, mientras que recordar crímenes de guerra supone ir en contra de la unidad de estado o algún principio de equilibrio psicológico.
Y ésto es lo que ha sucedido con la ley de memoria histórica que tiene un lema no escrito, similar a aquel del holocausto judío, "perdonar pero no olvidar", "vergeben aber nicht vergessen". La diferencia está en que dicho lema está respaldado por una religión y la memoria histórica por una ideología política. De acuerdo con Freud, la masa social prescinde de su individualidad y aúna elementos comunes, en aras de una cohesión de sentimientos para realizar determinadas acciones. Una ley de memoria histórica es, por tanto, un instrumento psicosocial para alcanzar un objetivo, normalmente la propia conservación o la revolución social. Quizá ésta sea la razón por la que el expresidente Zapatero se encuentra, casi siempre, viajando por el extranjero.
Ayer mismo, el presidente en funciones, Sánchez, revelaba que el número de desaparecidos en España, supongo que durante la guerra civil, se acercaba a Camboya. Mientras que en España, los fusilados eran enterrados en las cunetas, en Camboya y otros países asiáticos, amontonaban ordenadamente sus cráneos, lo que hace recordar el cuadro El triunfo de la muerte de Pieter Brueghel. En España, la cabeza del enemigo nunca ha sido considerada un trofeo, por razones obvias cosa que sí hacían en Filipinas. El hecho de ver cómo desentierran a personas de la guerra civil con amparo gubernamental levanta suspicacias, resquemores y miedos. Y el miedo exige autodefensa, una reacción de equilibrio.
El socialismo y el comunismo necesitan defenderse y el fascismo moderno se siente atacado. El sentimiento relacionado con nuestros antepasados es más fuerte en el socialismo cosa que nos recuerda el peso de los antepasados en las religiones africanas, el espiritismo o la idea de la inexistencia del cielo o el infierno, es decir, un alejamiento de la religión y un acercamiento a la filosofía. Desafortunadamente, los sentimientos por sí solos no mueven el mundo, un mundo, por cierto de Atlantes griegos y gigantes. La izquierda está huérfana de pensamientos correctos porque los sentimientos no eran justos o ciertos. Un sentimiento erróneo, no equilibrado, nos llevará, sin duda, a hipótesis de la misma naturaleza.
Doy por finalizada esta entrada. 29/10/2019
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