viernes, 10 de febrero de 2017

(c) El problema de la monarquía IV
Uno de los aspectos más destacados de la monarquía británica es su fortaleza relacionada con la revolución industrial. En la Inglaterra del s.XIX, la clase aristocrática posiblemente participa como emprendedores en dicha revolución. Las clases nobiliarias ancladas en la Edad Media refutan o rechazan la revolución industrial pero también la lideran. No es extraño en aquella época encontrar explotaciones mineras cercanas a castillos feudales habitados por lores.

Para la aristocracia británica, la revolución industrial supone una revolución monetaria, una forma de aumentar sus reservas de dinero en plata, oro o cobre. Es desde luego sorprendente que una clase llena de privilegios acepte unos cambios drásticos en su entorno como la creación de fábricas, la aparición de asalariados, el trabajo infantil, la aparición de la contaminación atmosférica...etc. Podría decirse que la revolución industrial es, en aquel momento, rápida e imparable. La clase nobiliaria acepta dichos cambios y se adapta a ellos. El rey como representante de dicha clase social también acepta los cambios e intenta controlarlos.

En España, la revolución industrial sacude la conciencia nacional cuando se pierde Cuba y Filipinas. El imperio empieza a resquebrajarse y desaparecer ya que la revolución industrial sitúa a los países incipientemente industrializados como líderes mundiales. Las instituciones que frenan los intentos de industrialización desaparecen tardíamente como la Mesta o la Santa Inquisición. El sector primario, maderero, agrícola y ganadero no deja aparecer al sector secundario. Los barcos siguen siendo de madera y esta segunda Edad de Hierro que produce el telar o el ferrocarril no es absorbida o aceptada.

En Inglaterra, los lores como el economista Ricardo, lideran tradicionalmente el mundo de la economía y analizan conceptos como la renta de la tierra o el sistema impositivo y también aconsejan sobre la idoneidad de las importaciones y exportaciones nacionales. El liberalismo de Adam Smith no es capaz intelectualmente de superar a Ricardo y la clase aristocrática en cierto sentido coge y analiza la ola de la revolución industrial. Los temas de economía en España no tienen tanta importancia como en Inglaterra ya que los recursos naturales son mayores.

La burguesía industrial en Inglaterra, desde esta perspectiva, contiene elementos de la aristocracia y rasgos típicamente burgueses similares a otros países. La monarquía británica crece con el país y el pib y deja de ser aristócrata para convertirse en lo que observamos a diario políticamente, un régimen bicameral de lores y comunes, con caminos o vías de comunicación entre sí. En cierto sentido, la monarquía británica representa una vida aristócrata de la burguesía y una vida burguesa de la aristocracia. En España una situación similar sólo ha sido posible a través de vínculos matrimoniales, normalmente de aristócratas arruinados con burgueses acaudalados.

Doy por finalizada esta entrada. 23/09/2015

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