jueves, 23 de febrero de 2017

(c) El problema de la monarquía XIII
Las alianzas de la monarquía española con países extranjeros fueron una constante en el pasado. Sin embargo, a partir de Fernando VII y la invasión napoleónica, la monarquía se convierte en un grupo de títeres al servicio de Francia. Francia acude en ayuda de Fernando VII y también es Francia la que apoya la candidatura de su hija Isabel II de Borbón como reina de España. De hecho Isabel muere en París en el año 1904. En algunos retratos aparece como una mujer obesa de más de cien kilos.

Poco tiene que ver el reinado de Isabel II de España con su homónima británica del siglo XVI. La primera delega en ministros y consejeros. La segunda toma la rienda de los asuntos británicos con soltura y eficacia. De la primera destacan su devaneos amorosos poco acordes con la época y el cargo, la segunda las conocidas ¨poor laws", leyes dictadas contra la miseria y la pobreza. Los mecanismos de control social son desde luego distintos ya que existen más similitudes entre Francia e Inglaterra en este sentido que entre Inglaterra y España.

De todas las entradas anteriores, se deduce que la monarquía busca como primer objetivo perpetuarse en el poder y conservar el reinado. Sin embargo, la conservación del reinado no se hace tomando decisiones acertadas acerca de economía, educación, sanidad...etc. sino buscando partidarios de su causa por el mundo y acumulando poder aprovechando cualquier debilidad de la derecha o de la izquierda política. Con la revolución industrial y el ascenso de la clase burguesa, la monarquía española comienza su lento y constante declive. En próximas entradas intentaré bosquejar la situación de Alfonso XII y Alfonso XIII, últimos soberanos previos a la instauración de un período estable de república.

En términos teóricos, la vida burguesa está relacionada con el capitalismo comercial e industrial. Actualmente está relacionada con el sector servicios. Una monarquía que ha defendido poco y mal históricamente la ciencia y las aplicaciones técnicas, no pueden menos que verse rechazada por una clase social que invade todos los sectores económicos, familiares e institucionales. La clase obrera es tradicionalmente socialista y el socialismo representa el lema "a cada uno según su trabajo". La monarquía ha vivido y algunas veces sobrevivido, casi siempre, de privilegios e impuestos por lo que la relación entre socialismo y monarquía es, casi siempre, coyuntural.

Doy por finalizada esta entrada. 06/10/2015

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