(c) El problema de la monarquía XI
Uno de los problemas básicos de España cuando se decide dar por terminado un período monárquico es la sustitución del rey, lo cual actualmente representa el cambio de la monarquía parlamentaria a otra forma de Estado. Curiosamente este tipo de problema es muy similar a otros como la evolución del capitalismo, el cambio de forma de la estructura familiar que estudia la psicología o la evolución del hombre.
Evidentemente, la caida de una monarquía refuerza tarde o temprano el poder de algún sector militar con poder unipersonal. Este fue el caso de Napoleón. En España, el poder no pasa directamente a ningún general excepto en casos excepcionales. Según dicen, el inicio de la guerra civil dentro de un período republicano, comenzó cuando en algunos lugares el comunismo español confiscó tierras y empresas.
Un cambio de Estado supone una sustitución de grupos de poder por otros grupos aunque a menudo la estructura básica de estas instituciones no es modificada. Durante los últimos dos mil años, España ha sido católica y en todos y cada una de las revoluciones internas o guerras, las jerarquías eclesiásticas eran sustituidas. Sin embargo, el organigrama o forma de organizarse del Vaticano no variaba.
Históricamente, la concentración de poder ha sido sustituida por la tradicional separación de poderes, ejecutivo, legislativo y judicial. Sin embargo, observamos que en todos los inicios de las sesiones parlamentarias suele aparecer el rey como representante del Estado. Son famosas las apariciones de la reina de Inglaterra en el Parlamento para dar comienzo a un nuevo año de sesiones. Esta división de poderes es normalmente aceptada en política y válida para cualquier régimen democrático basado en la voluntad popular. Sin embargo, la figura del rey supone una concentración de poder dentro de un modelo de separación de poderes lo cual puede parecer contradictorio.
Un modelo de estado tendría que tender hacia un modelo de competencia perfecta en economía. Nadie puede tener poder suficiente para imponer un precio a un producto porque el número de agentes es demasiado grande lo cual evita colusiones o acuerdos para modificar el precio. En teoría del estado, esto supondría que el poder podría estar en los ayuntamientos realizando políticas similares y no en las diputaciones o gobiernos autonómicos. Sin embargo, el mundo actual se hace más complejo y los ayuntamientos como instituciones tampoco son capaces de articular o dar respuesta a los problemas globales.
Doy por finalizada esta entrada. 02/10/2015
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