(c) El problema de la monarquía V
Uno de los problemas actuales y seculares de la monarquía como forma de Estado es la aparición de regiones que fueron en el pasado reinos o señoríos con deseos de proclamar la independencia. Por razones históricas y culturales, zonas como Cataluña o el País Vasco, desean crear sus propios Estados. Sin embargo, también en estos casos, encontramos múltiples instituciones y sociedades relacionadas con la monarquía.
Una monarquía parlamentaria deja de responder a sus intereses cuando teóricamente aportan más a la caja estatal de lo que reciben a corto y largo plazo. Sin embargo, esta idea tan sugerente posiblemente sea parcial y no recoge la problemática actual. El simple descontento de una sociedad puede despertar un espíritu independentista perdido en el tiempo.
Las sociedades vasca y catalana proclaman derechos de soberanía con Estados débiles o en el caso de estados autoritarios. Para catalanes y vascos, la marcha de los asuntos mercantiles a escala internacional es fundamental y una dirección estatal poco eficaz del rumbo a seguir es suficiente para alimentar un deseo separatista iniciando acuerdos con países vecinos o alianzas de otro tipo.
La crisis global o mundial ha supuesto el final del independentismo vasco y el comienzo de las reivindicaciones del nacionalismo catalán. Habría que preguntarse qué parte de responsabilidad en uno y otro hecho recae en la monarquía parlamentaria como forma de Estado nacional. El final de un independentismo radical basado en la lucha armada ha coincidido con el final de una generación monárquica. El auge del nacionalismo catalán dentro de una crisis global supone la existencia de una nueva partida, un nuevo juego o estrategia en la que Cataluña pierde importancia.
Sin embargo, se podría decir que cuando una persona habla de Cataluña como nación, siempre tiene en mente la burguesía catalana por lo que los deseos nacionalistas están estrechamente relacionados con el mundo empresarial y los negocios. La Díada y otros eventos populares poco influyen en el avance de una posible autodeterminación catalana. La independencia supone a corto plazo un aumento del poder de las grandes fortunas catalanas aunque posiblemente sea difícil encajar un nuevo Estado en el mapa de Estados existente con carácter indefinido y estable.
Evidentemente, como el nacionalismo vasco, el nacionalismo catalán busca la independencia siguiendo el camino más corto lo cual no deja de tener cierta gracia. Estos casos suponen interrogarse sobre el estado de la autonomías, el bienestar de vascos y catalanes y la relación de la forma de Estado o monarquía parlamentaria con la paz social.
Doy por finalizada esta entrada. 24/09/2015
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