jueves, 16 de febrero de 2017

(c) El problema de la monarquía VIII
Una de las funciones de la monarquía es la representación del Estado frente a terceros países. El Estado articula las instituciones al igual que la familia nuclear la sociedad. Podríamos discutir las relaciones entre monarquía y familia, monarquía y empresa o la relación entre monarquía y cambio técnico. Tampoco podemos olvidar las relaciones entre monarquía y capitalismo, monarquía y socialismo, monarquía y defensa nacional, monarquía y cultura, monarquía y educación, monarquía y fe, monarquía y ley por citar algunos aspectos de la influencia del Estado en el desarrollo y bienestar de un país.

La actual monarquía se ha situado en un caso peculiar y conflictivo si analizamos la posición con respecto a la familia. El actual rey prolonga su soltería por encima de lo razonable socialmente y contrae matrimonio con una periodista separada, anteriormente casada con un profesor universitario. La realidad no se aleja mucho de este panorama. Es desde luego cierto que las empresas suelen cerrar los ascensos profesionales a personas solteras o reacias a casarse y tienden a defender valores y estructuras tradicionales. La iglesia católica casi siempre es muy crítica con divorcios y separaciones ya que representa un "desigual" o un cambio en las relaciones de poder dentro de la sociedad, normalmente civil aunque también militar.

Sin embargo, dejaré para futuras entradas la discusión de las relaciones de la monarquía y especialmente de la monarquía española con temas tan trascendentales como el progreso técnico o la inmigración. Esencialmente el Estado tiene pocas funciones básicas aunque fundamentales para la vida y desarrollo de un país. El Estado representa la estabilidad, la estructura y en términos marxistas, la superestructura del país. Sin embargo, en el caso de la monarquía española ha venido representando la inestabilidad, el cambio y la pérdida de cierta categoría mundial. También es cierto que lo anterior ha sucedido en un contexto europeo de mediocridad e ineficacia.

A la función de representación institucional cuyos aspectos abarcan la política de estado mundial, la representación histórica y cultural, hay que añadir la dirección o asimilación de los grandes cambios mundiales además de la estrategia de defensa. En todos estos casos, la monarquía española ha sido incapaz de liderar o analizar el estrato internacional o de preveer alguno de estos cambios. A corto plazo ha buscado el lucro personal y el máximo beneficio como en el caso de las alianzas con presidentes derrocados en conflictos armados y guerras civiles caso de Libia por citar un ejemplo.

Doy por finalizada esta entrada. 29/09/2015

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