viernes, 17 de febrero de 2017

(c) El problema de la monarquía IX
Es difícil pensar en una monarquía socialista en países ajenos a España. Sin embargo, la lucha contra los árabes y la conquista de territorios del Sur junto a la conquista del Nuevo Mundo, no pueden explicarse sin acudir a un Estado militarizado de centro izquierda. La reconquista, hay que recordar, se inicia en Asturias aunque termina creando grandes superficies de tierra que constituyen actualmente los latifundios andaluces. Sin duda, la historia de España habría que escribirla de nuevo para explicar ciertos inicios y finales de los períodos bélicos.

Las conquistas militares contra los árabes que ocupan la península durante unos 700 años tienen un inicio popular y público para terminar siendo una reconquista de carácter privado cuya remuneración consistía en las tierras recuperadas. También parece cierto que el inicio de la guerra contra el Islam tiene un carácter no laico o ajeno a Roma o la iglesiá católica para acabar siendo una especie de cruzada en la que Roma y el Papa deciden la contienda. Actualmente en Asturias hay poco fervor católico que va aumentando según nos acercamos a Andalucía.

El panorama político sobre el que la monarquía evoluciona desde los Reyes Católicos varía con el mapa de tierras conquistadas al Islam. Sin embargo, se puede decir que el Rey, en este caso Fernando e Isabel, definen una tenencia de tierras y la conquista del Nuevo Mundo, hechos que lastran o impiden también la desaparición de la monarquía en España. El rey español se convierte en emperador. Es un hecho que el mapa político español está dividido entre personas conservadoras y socialistas y existen feudos que tradicionalmente pertenecen a uno u otra ideología o bando.

Cuando la monarquía ocupa un espacio político de Estado conservador o socialista, las estructuras y las direcciones de las mismas se adaptan a dichos cambios, lo cual puede ir en contra de la voluntad popular que suele alternarse cada cuatro u ocho años, según el buen hacer de cada gobierno elegido en las urnas. Una monarquía representativa de la voluntad popular supone variaciones a largo plazo e inestabilidad estructural. La monarquía se sitúa históricamente en el centro del país con capital en Madrid y ocupa el centro del espectro político. No es casual que el centro político español haya desaparecido del mapa político.

El estado de las autonomías nace como un referente democrático sobre una base histórica ideológica llena de contrastes que algunos historiadores han denominado crisol de culturas aunque más bien parece la culminación política y geográfica de una lucha por el poder per se. Las autonomías suponían la recuperación de un poder peteneciente al pasado con proyección de futuro.

Doy por finalizada esta entrada. 30/09/2015

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