miércoles, 13 de noviembre de 2019

(c) El problema de Edison

Una de las cosas que destaca cuando uno estudia o simplemente lee la biografía de Edison es la dificultad que tuvo inicialmente para que la gente, el público en general, pagara su invento. Edison consiguió una bombilla que no se fundía inmediatamente al pasar por ella una corriente eléctrica y realizó su invento utilizando el método ensayo o error, iterando y cambiando filamentos hasta que dio con el material, forma y diámetro adecuados. Sin embargo, después de la invención, la gente era reacia a pagar por ella. Algo similar sucede hoy día con la factura de la luz.

La pregunta es por qué las personas no quieren pagar las bombillas y en algunos casos tampoco la energía eléctrica que consumen. El agua y la electricidad suponen dos suministros básicos que suelen cortarse por falta de pago, normalmente monetario. Incluso los electricistas arrastran socialmente cierto estigma. Los negocios relacionados con las bombillas y material eléctrico, podrían estar afectados por este deseo que arraiga en el subconsciente, el deseo de no pagar desde el principio de esta invención. Históricamente, las bombillas sustituyeron a las velas y al aceite para iluminar estancias y lugares, normalmente de noche ya que posiblemente el aumento de población y la utilización del aceite para cocinar, hicieron inviables estas dos formas de producir luz.

Desde la lógica formal, existe un solo objeto físico, la energía eléctrica con sus redes, pero los consumidores o sujetos pueden ser distintos. Una empresa es ciertamente otro objeto. Por lo que la electricidad para las empresas es un coste fijo, una relación entre objetos. De hecho, todos los modelos de economía son relaciones entre objetos. Dentro de una empresa, nadie hace uso de un interruptor si no es necesario, pero ésto no ocurre así dentro de las familias o instituciones. Una persona puede encender un aparato por múltiples razones desligadas a una necesidad objetiva. La electricidad es, para las familias, un objeto relacionado con el sujeto o consumidor final. Estará enfocada al objeto en el caso de las empresas y enfocada al sujeto en los demás casos. Habría recordar cómo las empresas suministradoras llegaron a un oligopolio en el pasado, a través de una no ética. El pequeño empresario desapareció del sector en aras de una concentración que suponía menores costes.

De la misma forma, el sentimiento de injustica nace con los recursos públicos utilizados para construir centrales térmicas, hidroeléctricas o nucleares. Si los recursos son públicos, las personas y las empresas no aceptan que el producto final sea privado. Es desde luego cierto que la oferta y demanda es una relación más que lógica, ideológica, una interacción entre sujeto y objeto. La venta de electricidad a una empresa es una relación objeto objeto, productor productor. Por lo que deberían existir dos tarifas fundamentalmente. Sin embargo, cada mes, la empresa suministradora nos recuerda con la factura de la luz, que las cuentas no están claras y tampoco confusas ya que se esfuerzan en detallarla. Y el problema sigue vigente ya que muchas personas utiliza la energía eléctrica sin ninguna necesidad, lo cual significa que no utilizamos la energía eléctrica estrictamente siempre que la necesitamos.

Doy por finalizada esta entrada. 13/11/2019

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