martes, 26 de noviembre de 2019

(c) El problema del cine

El cine, dicen, es el séptimo arte. Para las primeras secuencias realizadas de temas militares se utilizaron militares de verdad y las personas salieron del cine defraudadas. No habían visto una película sino un documental, el primer documental de la historia. Solamente cuando los verdaderos militares fueron sustituidos por actores, las cosas cambiaron. El cine como sucesión de planos es un objeto y como transmisión de sonido, sujeto. Lo que un personaje dice es siempre subjetivo. Lo que una imagen transmite es pensamiento. El sonido transmite sentimientos y la imagen pensamiento. Una película de bajo presupuesto puede tener éxito si el lenguaje está vinculado al principio del placer, a una psicología. Entonces cuál es el problema del cine y por qué ha tenido y tiene tanto éxito, muy superior a cualquier vídeo juego de actualidad.

Los soldados de aquellas escenas eran de verdad, portaban armas de verdad, sus uniformes eran de verdad y su forma de hablar era también auténtica. El principio del placer no existía ya que lo que veía el espectador era el principio de la realidad. Y el cine no puede ser, ni siquiera cuando las películas están basadas en hechos reales, solamente principio de la realidad. Desde la lógica formal, el cine como objeto sonoro y visual, es una sucesión planos con color, un lenguaje artístico que puede descifrarse como si fuera una pintura. En realidad una película puede contar varias historias, haciendo uso de una especie de thread artístico. El espectador necesita contenidos que despierten el sentimiento, por lo que el cine finalmente origina un pensamiento, casi siempre unificador, de consenso, político.

El cine influye en nuestra vida o nuestra concepción del mundo. Una persona que ve muchas películas americanas difícilmente hablará mal del capitalismo o del way of life americano. El principio del placer se revela asímismo como un principio de clase, por lo que no asistimos al cine sin necesidad sino que consciente o inconscientemente, es un hecho premeditado, privado. Las películas no son inócuas en el sentido psicológico por lo que están asociadas a ideologías, formas de ver el mundo o incluso al lado del poder no legitimado, de la no ética. El "me too", en castellano "a mí también", es un buen ejemplo de lo anterior. De hecho, el cine norteamericano sufrió una crisis muy severa, hace unos años.

Curiosamente, el objeto cine no puede estar desvinculado de los objetos que nos rodean, por lo que el cine fundamentado en el principio del placer no puede ocultar la realidad. Posiblemente nadie va al cine a ver una historia falsa y de la misma forma, pocas novelas, no contienen cierta o ninguna dosis de realidad, camuflada o disfrazada. Y puesto que sólo vende el principio del placer, la historia del cine es una aplicación matemática de la realidad. No se narra lo que ocurrió sino que lo que ocurrió es cambiado de contexto, de lugar, de personaje o de tiempo. Es el séptimo arte.

Doy por finalizada esta entrada. 26/11/2019

No hay comentarios:

Publicar un comentario