jueves, 9 de marzo de 2017

(c) El problema de la apocalipsis III
El apocalipsis supone la existencia de una civilización en vías de extinción. Se puede decir que estas civilizaciones en fases tempranas de la vida solar se desarrollaron con una medición horaria distinta a la que observamos actualmente. La contracción espacial deriva en una expansión temporal lo cual conduce a una involución histórica.

No se puede descartar que estas civilizaciones tuvieran dioses, creencias religiosas, cultura o métodos científicos distintos de los que observamos a diario. La única diferencia posiblemente se encontraba en que el tiempo transcurría más rápidamente aunque este hecho pasaba desapercibido al no tener otra referencia u otra medida de reloj. Los años de vida de un individuo no eran los mismos que en la actualidad ya que la rotación de los planetas alrededor del sol al tener el sistema más energía era más rápida.

Posiblemente existen restos de estas civilizaciones en los estratos más antiguos de la corteza terrestre como el cámbrico o el precámbrico. Este también podría ser el origen de fenómenos inexplicables o de presencias plasmáticas o espirituales de algunas religiones. Una de las consecuencias de mediciones distintas de reloj es la existencia de una estructura nuclear que se ha adaptado a las nuevas condiciones del sistema.

El mapa del interior de los núcleos atómicos, incluyendo el núcleo más sencillo como el hidrógeno sigue siendo un misterio y las partículas encontradas no ofrecen ninguna información definitiva. Los spines, las órbitas y las basculaciones nucleares han observado cambios con la modificación de la variable tiempo. Un apocalipsis supone cierta distorsión en el devenir del tiempo y una adaptación posible o imposible a las nuevas circunstancias y entorno. La mutación nuclear si existiera representaría una nueva duración de la vida biológica y también de los materiales.

La historia del hombre defiende que los individuos han ralentizado su envejecimiento con las aplicaciones científicas. La misma Historia también defiende involuciones hacia el pasado conservando el progreso conseguido como si el reloj de la civilización humana retrocediera cientos o miles de años. El hombre históricamente retrocede para avanzar.

Doy por finalizada esta entrada. 18/11/2015

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