jueves, 23 de marzo de 2017

(c) El problema de la contaminación urbana VI
Una de las cosas básicas que se aprenden en la educación básica es el hecho de que los árboles desprenden oxígeno de día y dióxido de carbono por la noche. Evidentemente un exceso de contaminación en una ciudad supone una destrucción de la habitabilidad y un comienzo de una tortura si consideramos que una ciudad es un ente vivo y activo.

Un plan anticontaminación ambiental tendría que definir dentro de la ciudad las distintas zonas de convección y la influencia de las zonas verdes si existieran sobre las mismas. Habría que sopesar si cada zona con corriente de convección debe o no contar con una zona verde y también habría que conectar el campo y ciudad con zonas de arbolado. Esto último ya se produce cuando al borde de las carreteras de acceso a las ciudades se plantan árboles.

Evidentemente, el problema de contaminación en las ciudades con poco o nulo crecimiento es inexistente y también en aquellas rodeadas de montañas o con cauces fluviales que hacen la función de arboledas o zonas de convección naturales. El problema de la contaminación afecta seriamente a las grandes urbes de millones de habitantes y ésto supone la existencia de deficiencias en la arquitectura o en el diseño de comunicación campo ciudad. Según nos aproximamos al centro, el coeficiente de habitabilidad aumenta y también la contaminación.

Esto último se ha venido solucionando con la prohibición de circulación en los centros urbanos o cascos históricos desde hace años. Sin embargo esta medida es sólo eficaz si la ciudad ha crecido proporcionalmente en todas las direcciones, desde el primer núcleo poblacional que se originó que normalmente suele datar de la Edad Media o posterior.

En verano, los materiales exteriores de las fachadas y los materiales empleados en el asfalto tendrían que acumular calor de día y desprenderlo de noche con las corrientes de convección nocturnas si las hubiera. Esto supone crear calles y fachadas ecológicas en cierto grado. Existen minerales o piedras que tienen estas propiedades como las piedras grava o balastro utilizadas para construir vías de tren. Sin embargo, estos cambios técnicos sólo serán posibles si se producen las condiciones económicas de sustitución, lo cual no parece probable. Estas condiciones tampoco se producen con la utilización de coches eléctricos dentro de la ciudad.

Tampoco han resuelto la contaminación de las ciudades el metro o la recuperación del tranvía, ya que cualquier ciudad podría prescindir de estos servicios y las personas después de un período de adaptación resolverían sus problemas de transporte. La utilización de estos servicios públicos no responden a una necesidad de anticontaminación o de eficacia en el transporte público sino a un deseo de modernidad de la población o un deseo de emular a las grandes ciudades que existen en el mundo.

Doy por finalizada esta entrada. 30/12/2015

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